¡Oh! Dios de caridad que te has
complacido en llamarte Padre de las misericordias, y Dios de toda consolación,
inclina benigno tus oídos a las plegarias con que humildemente te imploramos, a
fin de que te dignes colocar en la región de la paz y de la luz el alma de tu
siervo… que hiciste salir de este mundo y lo hagas compañero de tus ángeles, y
santos. Por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo. Amén
Padre Nuestro, Ave María y
Gloria.
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