
Oh Jesús, escuchad los clamores de vuestros hijos. Ellos gimen y claman por Vos en sus grandes dolores. Refrigeradlas con vuestra Sangre preciosa. Enviadles vuestro Angel libertador y conducidlas de su dolorosa prisión a la gloria de vuestra presencia. Dios Espíritu Santo, tened piedad de ellos. Amén.
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